energía carbonífera

El carbón fue el primer combustible mineral que la humanidad comenzó a explotar industrial mente. Se produce a lo largo de decenas de millones de años por la descomposición anaeróbica de plantas y árboles, al ser cubiertos por el agua y luego sepultados por sedimentos. Primero se forma la turba en los pantanos, luego por compresión y aumento de la temperatura (100° C) la turba va perdiendo los elementos volátiles, como el agua, y lentamente se transforma en lignito, un carbón mineral blando donde todavía se pueden reconocer formas vegetales, con entre un 60% y 75% de carbono y un poder calórico bajo (entre 10 y 20 MJ/kg). Si la mineralización continúa aparece la hulla, con entre un 45% y un 85% de carbono. Finalmente, tras unos 250 millones de años de presiones subterráneas y altas temperaturas, se forma la negra y brillante antracita , que tiene hasta un 95% de carbono. Es de difícil ignición aunque de un alto poder calórico con entre 23 y 33 MJ/kg.

Aunque cada vez más se intenta abandonar el consumo de carbón, lo cierto es que sigue siendo una de las energías más baratas del mundo y de las mejores repartidas por los diferentes países. Un país clave en el carbón, es Estados Unidos, el país con la mayor reserva del mundo (“el país del carbón”), donde buena parte de la economía gira en torno a él y el 70% de las operaciones ferroviarias del país son para transportar carbón hasta las 440 térmicas del país. Sin embargo, el carbón además de ser vida, puede ser muerte.